Nada más llegar a Châtelaillon, nos sorprendió el encanto de esta pequeña ciudad costera. Sencillo y elegante, ¡exactamente lo que buscábamos!
Paseamos entre las bonitas casas de colores antes de subir al acantilado que domina la bahía, y entonces… ¡qué vistas! Ya la estamos disfrutando.