Levantarse a las 9 de la mañana, abrir las persianas, ¡que brilla el sol! Sin más preámbulos, enviamos un mensaje a nuestros amigos para saber qué han planeado para el día. Está claro que todos hemos tenido la misma idea: ¡hoy haremos un picnic junto al mar!
En sólo tres minutos y cinco mensajes, estamos listos para partir. Ese es también el espíritu Châtelaillon: ¡dejar espacio para lo inesperado!
Céline se encarga de traer los manteles y los cubiertos… Célia y Aline se encargan de comprar deliciosas especialidades charentais en el mercado cubierto y Aude y Léonie se encargan de las bebidas.
Nos reunimos a mediodía en las mesas de picnic frente a la pequeña Habana y a la sombra de la platija. Después de un desayuno rápido, ¡a las tiendas!