Les Boucholeurs, es la salida perfecta para respirar la brisa de mar y explorar una parte menos conocida de Châtelaillon. A caballo entre las playas y el pueblo de Yves, al sur, este pueblecito de pescadores y ostricultores ha sabido preservar el alma del océano y el orgullo de las gentes del mar. Una tierra de tradiciones y de saber hacer, sencilla y hermosa, lejos del gentío. Bastante diferente de la zona de playas, parece ser.
Les Boucholeurs: un auténtico pueblo de pescadores
Les Boucholeurs: ¡un secreto para compartir!
En busca de buenas ideas
Cerramos las mochilas, nos montamos en las bicis y ya estamos en marcha para recorrer apenas 4 quilómetros ¡bordeando el mar! Pararemos en el club náutico, por si acaso los niños tienen sed. Nuestro programa es el siguiente: agarrarnos al manillar en las curvas, visitar el corazón de Boucholeurs, dar una vuelta por las marismas y disfrutar de las vistas panorámicas sobre la isla de Aix, Fort Enet y, si el tiempo acompaña, sobre la isla de Oléron. Casi nos olvidamos de lo más importante: ¡la imprescindible degustación de ostras!
Una cultura de tierra y mar
Llegamos en bici a la pequeña playa de Les Boucholeurs. El momento es óptimo, hay bajamar y a lo lejos distinguimos los ostricultores en plena tarea. Los niños no se los imaginaban conduciendo tractor. – ¡Mirad! allí hay uno que viene hacia nosotros arrastrando una barge. Estas pequeñas embarcaciones de fondo plano son típicas del marisqueo local. ¿Y esas estacas negras plantados en la arena a lo lejos? Son los famosos bouchots a los cuales se adhieren los moluscos. De ahí viene el nombre del pueblo. Los niños quedan maravillados y los padres aprendemos cosas. Y es que aquí hay un plus especial, como un aire de campo… ¡pero en el mar!
Calma después de la tormenta
Llegamos al inmenso paseo de Les Boucholeurs y al levantar la vista: ¡que panorama! Se distinguen los impresionantes muros de Fort Enet y las sinuosidades de la isla de Aix. También descubrimos que todo lo que pisamos es nuevo, y es que por aquí pasó del ciclón extra tropical Xynthia en 2010. Las obras han sido muy importantes: se elevó el paseo 10 metros y se amplió con una magnífica rotonda central. Nos sentamos un momento en los bancos decorados con mosaicos hechos manualmente por un artista de la vecina Fouras.
¡Una degustación que lo tiene todo!
¡cuatro kilómetros en bici despiertan el hambre! Nos dirigimos a los chiringuitos de degustación para saborear los mejores productos del mar. Hacemos parada en el de Maud Chollet que nos explica cómo cultiva los mejillones, luego echamos el ancla en Ambiance Cabane. La terraza frente al mar nos ofrece una buena ración de brisa que acaba de abrirnos el apetito. Los adultos saboreamos una excelente fuente de marisco y las ostras… ¡una delicia! Directo del productor al consumidor. Para los peques, sardinas y rilletes de mar. ¡Qué rico!… ¡aquí volveremos!
Aunque la próxima vez, probaremos la terraza de Saveurs Nacrées, para disfrutar del espléndido atardecer.