Una vez allí, sube directamente a la azotea del Casino. Allí le esperan los bandidos mancos. La azotea tiene fama de ofrecer la mejor vista de todo Châtelaillon, con vistas a la playa principal. El océano hasta donde alcanza la vista, un cielo de verano resplandeciente y mi amor a mi lado: ¡más romántico imposible! ¿Quién nos iba a decir que el frenesí del juego estaba en pleno apogeo en el piso de abajo? Nos acomodamos en el salón blanco y pedimos nuestro cóctel favorito en un ambiente moderno y acogedor. Con sus cubos luminosos y sus coloridas esculturas, la fiesta ochentera a la que vamos a asistir promete ser una auténtica delicia. Hemos oído que el ambiente es de primera y que la fiebre va a subir… ¡Justo lo que necesitamos, hemos estado repasando nuestras mejores coreografías! ¡Prepara la pista de baile!
Casino de Châtelaillon: ¡mucho más que máquinas tragaperras!
Cóctel Casino: ¡1/3 romántico, 1/3 sabroso, 1/3 festivo!
Disfrute de una comida en el restaurante del Casino de Châtelaillon
Antes de lanzarnos a la pista de baile, nos dirigimos al restaurante de la planta baja. En el menú de esta noche: decoración elegante, sabores locales y vistas al mar. Una palabra extra de amabilidad para nosotros, por favor. Nada más llegar a la magnífica cristalera Belle Epoque, un camarero nos recibe con una sonrisa y nos sienta frente a la playa. Nos encanta el estilo limpio y sencillo del restaurante. Perfecto para un tête-à-tête con su media naranja…
Hojeamos la carta gastronómica antes de elegir. Para mí, un bonito recién frito y una buena tarta de verduras; para él, un buen entrecot (100% Nouvelle-Aquitaine) con salsa bearnesa. ¡Un clásico de la casa! De postre, todos nos enamoramos de la intemporal tarta de chocolate. Entre plato y plato, vemos a los últimos bañistas regresar a la playa en el crepúsculo…
¡Bajo los rayos del sol en Châtelaillon!
Un vistazo al reloj: ¡las 10 de la mañana! Es hora de ir a la azotea del Casino e incendiar la pista de baile. A los platos, el DJ hace girar una sucesión de éxitos de los años 80 y despierta un torbellino de locura. Con luces tenues, champán y un ambiente frenético, es fácil entender por qué los habitantes de Châtel adoran este lugar en verano. Entre dos éxitos de discoteca, aprovechamos un baile lento para intercambiar algunos besos. La velada termina con broche de oro cuando los últimos rayos de sol se ocultan en el horizonte.
La próxima vez bajaremos un piso para probar suerte en las máquinas tragaperras. Pero por esta noche, ¡no hay apuestas!
¿Si tuviera que describir la velada en una palabra? Mágica. El restaurante del Casino de Châtelaillon fue una sorpresa maravillosa.
Más información
Toda la información práctica sobre el Casino